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Grandeza de la capitana Rackete frente a mezquindad y racismo

julio 5, 2019
sea - Grandeza de la capitana Rackete frente a mezquindad y racismo

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La detención de la capitana de un barco que rescató en el mar a migrantes que huían del infierno libio, y ciertas declaraciones sobre la muerte de los dos migrantes salvadoreños ahogados en el río Bravo, y sobre la política migratoria de Estados Unidos y México, son motivo de un diálogo imaginario entre Frido Aliotti Kyan y Miguel Villoro Toranzo, filósofo del derecho, mexicano, jesuita, varón ejemplar.

El desprecio por el migrante pobre, la intimidación y criminalización de quienes defienden los derechos de migrantes en desgracia, son actos de la peor corrupción, atentados a la razón, a la honradez moral e intelectual. Hace unos días, Amnistía Internacional acusó a Estados Unidos y a México, de tal intimidación. Tiempos de iniquidad.

Frido: Padre Villoro, gracias por aceptar la invitación. Me gustaría que me diera su opinión sobre acontecimientos que involucran conductas humanas perturbadoras a la luz de ética y derecho. Permítame relatarle de manera resumida dichas conductas.

Comienzo con el muy reciente caso del arresto en una isla italiana, de Carola Rackete, alemana, capitana de un barco de rescate humanitario, el SeaWatch 3. Un bote improvisado, impropio para travesías marítimas, zarpó de tierras africanas -Libia- con medio centenar de migrantes a bordo. Fueron ellos rescatados en el mar por la capitana Carola Rackete y su tripulación. Salvados los migrantes, al desembarcar el barco en la isla de Lampedusa, Italia, después de pasados 17 días del rescate, la capitana fue arrestada por la policía migratoria de Italia y acusada de cometer delitos.

Villoro: Pues qué acción tan reprochable la de su arresto y acusación, y qué noble la de ella al rescatar seres humanos en peligro de muerte, que huyen de la barbarie que se vive en Libia devastada por las fuerzas “democráticas” de un Occidente hipócrita, y donde anteayer ¡murieron 44 refugiados en un centro migratorio libio bombardeado! Y bueno Frido, ¿por qué la arrestaron?

Frido: La capitana solicitó permiso a las autoridades italianas para desembarcar en Lampedusa con los migrantes rescatados. Tales autoridades condicionaron el permiso a que países de Europa aceptaran el acogerlos, no obstante que como regla, la Unión Europea tiene una política antimigratoria muy parecida a la del trumpismo, salvo excepciones.

Pero el tiempo corría implacable y el permiso no se daba, según prohibición artera del ministro del interior italiano; entonces, ante la grave situación de los migrantes, frente al riesgo inminente de que por desesperación, se suicidaran arrojándose a las aguas del mar sin saber nadar, Rackete decidió no esperar más y atracar. Al dirigirse al puerto, el barco embistió accidental y levemente al bote de la policía migratoria que bloqueaba el paso del barco humanitario.

Los lugareños de la isla que presenciaron el desembarco, según información de prensa, iracundos, gritaron de inmediato, carentes de corazón, que esposaran a la capitana. Los migrantes, en cambio, besaron el suelo italiano. Como jurista y filósofo, ¿qué le parece todo ello padre Villoro?

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Villoro: Aberrante la conducta de los lugareños al lanzar ese grito de tribu, y la de las autoridades italianas al condicionar el permiso, dada la odisea y el grave estado físico y emocional de los refugiados rescatados, y arrestar a quien había salvado vidas en acatamiento del derecho del mar. Éste tiene prioridad sobre el derecho interno de Italia en casos como el presente de solución inaplazable para salvaguardar bienes superiores, sobre la mezquina política migratoria del ministro del interior.

Violaron esas autoridades italianas las leyes ancestrales del mar que obligan a rescatar a los que se encuentran en peligro, a los náufragos como Ulises, a los que van en botes improvisados y que huyen de la barbarie provocada por Occidente. Leyes y tratados internacionales en la materia, obligan después del recate de migrantes en el mar, a desembarcarlos en el puerto más a la mano para que ellos encuentren asilo, refugio.

La capitana cumplió con las leyes del mar, con un deber sagrado, el de salvaguardar vidas humanas en peligro. Las justas y por ende, imperecederas normas del derecho penal, implícitas en dicho derecho del mar, establecen que en los casos de estado de necesidad, queda excluida toda culpabilidad del sujeto cuando éste al salvaguardar bienes superiores, afecta bienes de terceros de menor jerarquía.

Frido: Según recuerdo desde hace milenios, en estos casos, prevalece el principio de derecho romano: “necesitas non habet legem”, la necesidad no tiene ley.

Villoro: Efectivamente Frido, así es. El estado de necesidad como excluyente de responsabilidad del sujeto, se da cuando en una acción hay conflicto entre dos bienes y se opta por salvaguardar el de mayor valor. En tales acciones, la persona se ve constreñida a desacatar una norma, a afectar un bien de tercero sin desearlo, con el fin de salvaguardar un bien superior, evitando en el caso que nos ocupa, que los migrantes se echaran al mar, desesperados.

Aristóteles, llama mixtas a estas conductas por ser una mezcla de acciones voluntarias e involuntarias que eximen de culpa al que las ejecuta, a raíz de ese estado de necesidad y de cumplimiento de un deber. La capitana estaba en suma, ante la necesidad imperiosa de cumplir un deber, salvar vidas, no obstante la prohibición de las leyes internas de Italia y haber chocado ligeramente con el bote de la policía costera.

Frido: Incluso algunos de los migrantes habían comenzado ya a autolesionarse en su desesperación, comentó la capitana. Ella fue muy valiente al decir después de arrestada y acusada penalmente: “yo estoy dispuesta a afrontar las consecuencias de mis decisiones, tal y como se espera de un capitán. ¿Y el señor Salvini?”.

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Villoro: ¡Qué gallardía de ella, qué palabras esas de una mujer de verdad, de grandeza, ejemplares, dignas de encomio y reconocimiento! El derecho y la costumbre del mar protegen a Rackete, la amparan, no así a las autoridades italianas. ¡Qué reprobable que leyes internas de países dizque civilizados, dejen sin protección a los migrantes en situación de peligro y vulneren sus derechos reconocidos por la constitución de los océanos!

Por fortuna, gracias seguramente a la presión alemana e internacional contra la política antimigratoria del ministro del interior, y a la resolución justa de un juez italiano, la capitana salió libre el martes pasado.

Frido: Ahora padre Villoro, le comento otro caso que se relaciona con el anterior, pues trata de migración forzada. El encargado interino de la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración de los Estados Unidos, en respuesta a pregunta de un entrevistador, culpó al padre de Valeria, la pequeña niña ahogada, de la muerte de la pequeña y de la propia de Óscar, al cruzar el Río Bravo. ¿Qué opina padre Villoro?

Villoro: Declaración esa desalmada, sin fundamento, ni moral ni jurídico. Óscar se vio forzado a cruzar el río por la situación de su país, donde con frecuencia inusitada, las pandillas roban y violan a niñas y jovencitas; además, se vio él en esa necesidad por las políticas migratorias de México y Estados Unidos, con sus interminables trámites, diseñados para hacer inoperante el derecho de asilo, redadas, detenciones en lugares que remedan cárceles, malos tratos y deportaciones, al margen del derecho internacional de refugiados.

Quienes actúan al margen de las leyes, no son los refugiados, son las autoridades con sus abusos.

En este caso, como en el de la capitana del barco de rescate de migrantes, nos hallamos, en el terreno del derecho, ante una excluyente de culpabilidad por miedo grave: no es responsable quien afecta un bien propio o ajeno, tratando de escapar de un peligro, de un mal grave que produce zozobra y una especie de automatismo, de trastorno emocional transitorio que hace inimputable la conducta.

En caso de haber sobrevivido Óscar, no se le podría haber imputado conducta penal alguna, precisamente por esa excluyente de responsabilidad, nacida de la justicia, de la equidad.

Frido: Y para terminar, el ejecutivo ruso, a raíz de la reunión del G20, felicitó al trumpismo por su política migratoria, y éste a México calurosamente por la eficaz labor de detener y deportar masiva e implacablemente a hermanos nuestros, migrantes pobres centroamericanos. Para las conciencias libres, tarea vergonzosa, humillante en grado sumo.

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¿Con qué autoridad moral podemos defender de la ignominia a nuestros hermanos mexicanos que emigran a los Estados Unidos, y cuyos niños son enjaulados, separados de sus mamás, y a los cuales el trumpismo comenzará a deportar en masa, según anuncio de hace días?

Y en este contexto, ¡qué cinismo de un senador de Morena, decir en artículo periodístico reciente, que la relación de México con Estados Unidos es digna! Insolencia pura auspiciada por la “hybris”, la saciedad de poder.

Villoro: Esas felicitaciones rusas y estadounidenses, son repulsivas por inhumanas. ¡Qué época ésta en que se denigra a quien protege migrantes en desgracia, y en que se exalta la inhumanidad, el desprecio al refugiado, vulnerable, necesitado de ayuda solidaria, ciego o paralítico en materia económica, y que forzado, arriesga su vida en aras de vida digna y de salvar a hijas y esposa de la brutalidad pandillera.

Equivale esa exaltación al elogio del mal, una derrota de la razón, del decoro, del derecho que tiende a desaparecer del horizonte frente al auge de un nuevo despotismo sin ilustración, pragmático, sin escrúpulo alguno. Esas felicitaciones son besos del diablo.

¿Hasta cuándo se aceptará esto? Hasta que la antorcha del honor pase a manos de una nueva generación de mexicanos, con otra educación, con conciencia histórica, con un sentido superior de la vida. Hasta que el amor a la libertad triunfe sobre el apego a la servidumbre de tantos, a la rebautizada militarización, al racismo, soñolencia, discordia como método. El apego a la servidumbre, la peor de las corrupciones; y al racismo antimigrante en que subyace la soberbia, la peor de las calamidades en palabras de Karol Wojtyla.

Alientan las excepciones que confirman la regla, como la conducta valiente de Óscar, de la capitana, como la lucha zapatista, la de Huexca con el testimonio de Samir Flores, la resistencia de indígenas y mestizos, defendiendo sus tierras, y otros casos inéditos de resistencia a las imposiciones e insultos. Grandeza humana ante mezquindad inhumana.

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Fin del diálogo. Dedico este artículo con admiración y respeto a la capitana de barco, Carola Rackete, por su determinación de salvar vidas de migrantes, al gobierno actual de su país, Alemania, por la solidaridad mostrada a millones de migrantes acogidos; y con agradecimiento y afecto, a la memoria de mi maestro y director de la tesis sobre el hombre y la batalla por la justicia, en la Escuela Libre de Derecho, en el ya lejano 1978, Miguel Villoro Toranzo, S.J.





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