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La medida la adoptó Dan Price, director ejecutivo de Gravity Payments para disminuir la desigualdad salarial. Además, la medida provocó que la productividad de la empresa aumentara aún más.
En cualquier trabajo es esencial que la felicidad de los trabajadores pueda estar estable para que así la productividad no se vea alterada. Aquí es muy importante el liderazgo de los cargos altos para generar confianza en sus empleados y propiciar acciones y decisiones que sean un equilibrio entre el bienestar de los trabajadores y el bien de la empresa.
Pero esto es un desafío para cualquier compañía, ya que las decisiones no siempre son las más adecuadas. Para Dan Price esto siempre fue un problema que lo hizo repensar muchas cosas en su vida.
Y es que antes los sueldos de sus trabajadores no eran un tema para él. Sin embargo, tuvo que pasar por una curiosa anécdota para que comenzara a tomar conciencia sobre la productividad y el bienestar de sus empleados.
Según una historia publicada en Inspire More, Dan era ejecutivo de la empresa Gravity Payments, la cual tenía un gran éxito en Estados Unidos, por lo que podía disfrutar de un sueldo bastante jugoso.
Todo cambió cuando viajó con un amigo a Seattle y conoció a una jubilada, Rosita Barlow, que había sido empleada de la empresa y que no podía llegar a fin de mes con lo que ganaba, por lo que tuvo que comenzar a trabajar en McDonald’s. Eso le hizo repensar las condiciones a las cuales se enfrentaban sus trabajadores.
Como Dan había comenzado en la empresa siendo adolescente, ahora con 30 años su salario llegaba hasta las 1,1 millones de dólares al año. Pero no se sentía cómodo así.
Dan quiso dar un giro radical en la empresa y decidió hacer algo para acabar con la desigualdad de ingresos: recortó su propio salario en un 90%, renunció a sus acciones y ahorros y aumentó el salario de cada empleado a 70 mil dólares al año.
A pesar de que algunas personas le advirtieron que esto podía afectar en la productividad de los trabajadores, fue todo lo contrario. Según Dan, sus empleados eran más felices y tenían menos preocupaciones, por lo que a su vez eran más productivos.
Además, muchos de ellos comenzaron a concentrarse más en la empresa, ya que renunciaron a sus segundos trabajos, los cuales les quitaban energía y tiempo.
“Cuando el dinero no está en tu mente al momento de trabajar puedes estar más apasionado y motivado en tu empleo. No estás pensando que tienes que ir a trabajar para ganar dinero“, explicó Rosita, quien aplaudió el gesto de Dan.
Con el pasar del tiempo las acciones de la empresa comenzaron a subir su valor, algo que Dan espera que eso siga su senda. “Estoy aprendiendo a ser un mejor jefe (…) Escuchen a sus empleados, confíen en ellos, recompénselos. Ellos son los responsables del éxito de las empresas, no lo directores“, cerró el joven.