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Para ser padres hay que estar mentalmente preparados para lidiar con un sinfín de situaciones complicadas, porque es impredecible el comportamiento de un pequeño. Claro está la felicidad que muchos tienen siendo la mamá y el papá de un bebé, pero no hay que olvidar que eso también implica vivir ratos amargos.
Alguien quien recientemente se enteró de lo difícil que puede ser la tarea de criar a un chiquillo es Saffia Pawlett, una joven de 21 años a quien le encargaron la tarea de cuidar de su sobrino, Denley, y no resultara nada bien.

De hecho, solo le tomó unos segundos entender que un bebé es muy impredecible y que solo en un parpadeo de ojos se puede pasar de la tranquilidad a un desastre. Y es que, cuando la dejaron a cargo del niño de 3 años, no le dio tiempo de reaccionar cuando ni decir nada cuando el pequeño ya estaba bañado en pintura blanca. Y, claramente, dejó todo manchado.
Al verse en grandes aprietos, Saffia fue hasta cuenta en la red social Facebook, compartió la fotografía del desastre y pidió ayuda a la comunidad de la página Consejos y trucos de limpieza, el pasado 24 de marzo.
“Así que esto pasó. Ahora está todo limpio, gracias a Dios, pero ¿hay forma de salvar la ropa? Pinturas en todos sus jeans nuevos y sudadera con capucha, la ropa mía y la de mi marido. Los he tenido sentados en un cubo de agua desde que pasó sin atreverse a intentar nada. Es pintura y brillo“, escribió Saffia, esperando que alguien el diera una solución para sacar la pintura de la ropa.
Esta joven Middlesbrough, Inglaterra, no pudo detener al pequeño cuando le cayeron dos potes de pintura encima, cuando el niño estaba jugando e indagando entre las cosas. Claramente Denley es un chiquillo muy curioso.




Según reseñó Mirror, la tía relató que “estaba sentada en nuestra sala de estar con Denley en videollamada con mi madre mientras él le contaba sobre los búhos que habíamos visto ese día y me preguntó si podía tomar un helado. Es muy independiente y le gusta conseguir las cosas por sí mismo, así que nos hemos centrado en enseñarle a pedir primero en lugar de simplemente obtener”.
“Le dije que era más que bienvenido a ir uno y que estaban en el cajón inferior del congelador“, agregó. Sin embargo, no recordaba que dejó los potes de pintura en la cocina y luego sucedió lo inevitable.
“Pensé que era extraño que no hubiera regresado pidiéndome que abriera el helado. En broma le dije a mi madre: ‘Está callado, eso nunca es una buena señal’. Pero nunca en un millón de años esperé eso. Cuando lo vi por primera vez me quedé atónita hasta el silencio, realmente no tenía palabras“, recordó.
“Lo observé durante lo que pareció una hora (siendo realistas, fueron unos 10 segundos). ¡Creo que estaba congelada en estado de shock! Pero, sinceramente, me eché a reír y realmente encontré el lado divertido de las cosas“, añadió.




En ese momento empezó a idear una forma de arreglarlo todo lo más pronto que podían. “Había tanta pintura que era como si estuviera recreando a Bambi en hielo. Llamé a mi esposo y le dije que tenía que volver a casa, no tenía palabras para explicar lo que había pasado, solo que tenía que volver a casa lo antes posible”, dijo.
“De ahí es de donde vino la imagen. Corrió todo el camino a casa. Ryan se encargó de limpiar a Denley, pero necesitaba llevarlo arriba al baño; acabábamos de comprar sofás nuevos el fin de semana anterior, ¡así que llevarlo a través de la habitación del frente fue un gran no!”, relató.