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“¡¡¡Aaaaauuuuu!!!”, cantaba con sus ladridos Bowie, celebrando su adopción. Lo rescataron cuando solo era un cachorro. Luego de una larga estadía, de idas y venidas, por fin una persona le abrió las puertas de su hogar.
Lo más triste que puede padecer un perro es el abandono, lo cual es aún más fuerte cuando ven que otros peludos logran ser adoptados mientras ellos siguen viviendo en su misma habitación en un refugio, solos. Pero en algún momento llega el gran día.
Así le sucedió a Bowie, un pitbull de 6 años que pasó 1.250 días en un refugio en San Luis, Estados Unidos, hasta que una familia se fijó en él y lo adoptaron. No pasará una noche más ahí.
El peludo fue rescatado cuando tan solo era un cachorro, en 2014. La organización Gateway Pet Guardians cuidó de él durante todo este tiempo. Encontró una familia finalmente luego de un largo proceso.
“Necesitamos ayuda del público para ayudar a encontrar un hogar a este perro. Es un gran perro que está muy bien entrenado y solo necesita que alguien le dé una oportunidad”, dijo Brittany Fleming, gerente de colocación en Gateway Pet Guardians, en conversación con Kmov, en medio de la campaña.
En principio él había sido adoptado cuando cachorro, pero luego fue devuelto al refugio. Desde ese momento pasaron más de 3 años para dar de nuevo con una familia interesada.
Y es que, cuando Fleming compartió la historia del can, más de 40 personas llamaron al otro día interesadas en darle un hogar, esta vez para siempre. Este fue el comienzo del cambio que habría en la vida de Bowie.
“Nuestro chico Bowie fue y se convirtió en una familia para siempre, por la que estamos siempre agradecidos! Gracias a todos los que compartieron su historia y enviaron mucha suerte virtual y amor a su manera. Es realmente increíble lo que podemos lograr a través de los medios de comunicación”, dijo Gateway Pet Guardians.
Lo más sorprendente de todo, es que cuando Bowie se enteró que sería adoptado nuevamente enloqueció de felicidad. El peludo comenzó a aullar y mover la cola de manera desesperada. La alegría no cabía en él.
